Santo Domingo.- Emilia Pereyra es periodista de profesión, pero es la literatura la pasión que corre por sus venas y que pesa más que la sangre. Le hubiese gustado tener más dinero que tiempo para gozar de la tranquilidad y garantía que suele acompañar a la bonanza, para escribir y vivir de ese oficio que en el 1994 vio germinar su primera semilla con la novela El crimen verde. Han transcurrido 18 años desde entonces, “¡oh! no me había detenido en contabilizarlos”, dice entre risas, y anoche puso a circular El grito del tambor, una obra muy importante para ella, sobre todo porque se edita bajo la sombrilla del prestigioso sello Alfaguara.
Si estructurar y narrar una historia interesante conlleva sus desafíos, la autora, que se había visto imposibilitada a escribir durante varios años por sus ocupaciones laborales, reconoce que abordar un tema histórico, como el “asalto y sitio de la ciudad de Santo Domingo por parte del corsario inglés Francis Drake en el 1586”, ha sido un trabajo intenso y meticuloso.
Si estructurar y narrar una historia interesante conlleva sus desafíos, la autora, que se había visto imposibilitada a escribir durante varios años por sus ocupaciones laborales, reconoce que abordar un tema histórico, como el “asalto y sitio de la ciudad de Santo Domingo por parte del corsario inglés Francis Drake en el 1586”, ha sido un trabajo intenso y meticuloso.
“Tuve que leer mucho, lo más complicado fue el tema del lenguaje, transmitir y comunicar el espíritu de esa época. Consciente de que estaba transitando por un territorio delicado, traté de asumir esta tarea llevando a cabo lecturas obligadas”, manifestó la periodista en una entrevista con este redactor en su apartamento el pasado lunes en la tarde.
Un recorrido inevitable
Abordar un hecho histórico impone lecturas inevitables, para contextualizar entre la imaginación propia de la autora y lo que supuestamente sucedió en ese entonces, que abarcan aspectos como “la geopolítica de la época, porque incluyo momentos sucedidos en Francia, España, Inglaterra y me sirvió de mucho repasar obras de la culinaria y hasta de filosofía”, indicó. Pero fue con El pirata de la reina, un libro de Harry Kelsey, que Pereyra enriqueció su visión en torno al corsario inglés, según nos contó.
“Ese libro incluye muchísimos detalles de la vida de Francis Drake que no se pueden encontrar en otros textos. Para conformar ese personaje protagónico, esa obra me ayudó en gran medida a ir tejiendo sin contratiempos los entresijos de su personalidad y la derivación de momentos muy puntuales en la novela”, matizó la autora, que recrea el episodio histórico en personajes reales como el gobernador Cristóbal de Ovalle, Garcí Fernández de Torrequemada, el embajador Bernardino de Mendoza (uno de sus predilectos), la reina Elizabeth I, con excepción de la negra liberta Sadá, “que le planta cara al extranjero y le nubla los sentidos de tal manera hasta llegar a atormentarlo en sueños”.
El corsario Francis Drake recobra vida en la literatura cuando el indomable y divertido capitán Jack Sparrow anda por el mundo gracias a la súper exitosa película de aventuras Piratas del Caribe, que va próximo a su entrega número cinco, con un Johnny Depp metido en la piel del temible hombre del mar.
Pero Emilia Pereyra, con una sonrisa casi de complicidad, no fue en busca del tema, sino que éste se “apoderó” de ella, como ha sucedido con sus novelas anteriores. “El de los piratas es un tema de actualidad, pero de ahí a que abordara este momento histórico de manera planificada está lejos de la realidad. Me interesé en escribir sobre el tema leyendo La vida escandalosa en Santo Domingo en los siglos XVII y XVIII, de Frank Moya Pons, de ahí busqué otros títulos y me di cuenta que el período colonial es muy rico para novelarlo”, reflexionó.
De todas formas, con el libro en sus manos, se siente satisfecha con la obra que “es muy cinematográfica, logré narrar y recrear esos detalles propios de la época colonial, pensando en cómo vestía la gente, el pueblo común, el séquito del reinado de Isabel. Y en el país aún falta mucho por contar en el cine histórico”.
De todas formas, con el libro en sus manos, se siente satisfecha con la obra que “es muy cinematográfica, logré narrar y recrear esos detalles propios de la época colonial, pensando en cómo vestía la gente, el pueblo común, el séquito del reinado de Isabel. Y en el país aún falta mucho por contar en el cine histórico”.
De la mano de la historia sin inhibir la creatividad
Aún cuando quizás poco más del 90 por ciento de su relato está sustentado en hechos reales, explicó la escritora, “eso no impidió que se abriera el espacio para la imaginación. No todos los datos son aportados por la historia, hay una serie de elementos que uno tiene que obligatoriamente valerse de la imaginación”.
Pereyra, también autora de Cenizas del querer (finalista del Premio Planeta en el 1998), Cóctel de frenesí (2003), el libro de cuentos El inapelable designio de Dios (2007), dedicó los últimos tres años investigando en la bibliografía que trata sobre las andanzas marítimas del inmisericorde corsario inglés que surcó las aguas del Caribe en la época colonial.
Fuente: El Caribe
0 comentarios:
Publicar un comentario