10 de marzo de 2014

El Diablo viene

Por: Tony Pérez

Muy débiles como burlones han resultado muchos de los esfuerzos de algunos por desmontar las advertencias sobre la participación de un grupo de personas vistiendo camisetas con el letrero Tomando Nuestro Territorio (TNT) durante una manifestación de repudio a la sentencia del Tribunal Constitucional 168-2013, la cual, desde la perspectiva de los reclamantes, sustrae de la nacionalidad dominicana a miles de personas de origen haitiano.

Como risible,la meteórica respuesta del Ministerio de Defensa al calificar tal acción como “afrenta al país” y, apenas horas después,  después de “una investigación de los organismos de seguridad del Estado”, reconocer de manera apacible que solo se trata de una campaña de organización religiosa, no un movimiento sedicioso.

Y más tragicómica, la respuesta del Ministerio de Cultura al porqué de una comparsa del tenebroso KuKluxKlan en el desfile del carnaval dominicano en el malecón de la capital. Ha dicho que esa es una expresión de la democracia.

Todos fuera de base.

En el contexto citado, ni tan inocuo resulta el movimiento TNT. Ni tan leve debió ser, por tanto, la respuesta oficial al inoportuno respaldo. Ni tan simple lo de la representación del KKK como para salir con una respuesta oficial tan chabacana. 

Los defensoresdel TNT ridiculizaron a los críticos bajo el argumento de que solo se trata de una organización religiosa nacida hace varios años en otro país. Y que tal frase, secamente, refiere a tomar el territorio de Dios, muy lejos de la agitación haitiana para invadir tierras dominicanas.

Unos y otros, al final, partieron de la sinrazón que representarían hechos descontextualizados, des-ideologizados, inmaculados, sin más intención que la verbalizada en los medios. Con ese esquema, han querido ver todo como puras denotaciones (solo a partir de la expresión pura y simple y de su  objetivo declarado), en desmedro de las intencionalidades profundas de los emisores y de los procesos de re-significación verificados en los perceptores a partir de la oferta de contenidos.

TNT, en el contexto citado, no ha ser interpretada como parte de una campaña evangélica del Templo La Trinidad, iniciada en 2010, a partir de la idea de una joven costarricense.Más bien constituye un aliciente de agitación y violencia entre Haití y República Dominicana, en tanto se re-significa como un llamado a la invasión.

Nadie pensaría en religión cuando una entidad de bajo perfil, desconocida, aparece de repente en una actividad política exhibiendo la frase Tomando Nuestro Territorio. Muy lejos de la búsqueda de Dios. Como muy distante del Señor estaría la secta que ha llenado de “Cristo viene” el muro Nueva Jersey separador de la carretera Duarte hasta el peaje, en tanto no solo embadurna sino que contribuye a in-visibilizar el amarillo y, con ello, a aumentar la bochornosa tasa de muertes por accidentes de tránsito registrada por República Dominicana (la segunda en el mundo después de Niue, en el Pacífico).   

Sobre la comparsa del KKK, lo mismo: su aparición en la actual coyuntura de conflicto, se presta a pensar en Haití. Aunque su exhibición carnavalesca apenas impactaría en los públicos menos instruidos, desconocedores de su origen, salvo que sea mediáticamente agendado y explicado. Pocos saben que se trata de organizaciones de extrema derecha (EE.UU. Siglo XIX), de características terroristas, xenófobas, homofóbicas, anticomunistas, promotoras de la supremacía de la raza blanca.

Producto de dos potentes corrientes de opinión mediáticas, han subido de tono las eternas tensiones entre los países que pueblan la isla. Desde Santo Domingo se ha denunciado un plan internacional de fusión y atentado a la soberanía. Desde la clase política y empresarial dominante en Haití han reforzado la idea de apropiación del territorio de la parte oriental y han sostenido el discurso de enemistad mientras adoptan retaliaciones comerciales.

Si el Diablo no está, anda cerca.

0 comentarios:

Publicar un comentario