5 de abril de 2016

La difusión eréctil se puede tratar


Aunque se hable poco de ella e incluso pueda ser motivo de “burla”, la disfunción eréctil —la incapacidad para mantener una erección que permita una actividad sexual satisfactoria— es más común de lo que se atreve a reconocer el imaginario popular. Según los expertos, alrededor de la mitad de los hombres de entre 40 y 65 años pueden padecer esta dolencia. Pero no es un mal irremediable. Cuando se trata de una disfunción eréctil por motivos orgánicos —esto es, por causas físicas y no emocionales—, la ciencia y los avances tecnológicos de los últimos años ya han hecho sus deberes en favor de los pacientes.

Diversos estudios han demostrado que los hombres tardan hasta tres años en reconocer su disfunción eréctil, situación que perjudica su relación de pareja y acentúa la fricción en la relación, los problemas de comunicación y, en muchos casos, provoca la separación. El hombre se siente humillado, le cuesta concentrarse, se excluye de la vida familiar y social, pierde autoestima y tiende a deprimirse. La mujer, por su parte, genera sentimientos de culpa y tristeza por la pérdida de intimidad.

De acuerdo con Amílcar Ureña, urólogo del Centro de Diagnóstico y Especialidades, Cedersa, se trata de una condición muy frecuente y que mayormente se relaciona con el paciente diabético, de edad avanzada, hipertensos que están bajo tratamiento diurético, los que sufren de ciertos tipos de cáncer, y aquellos que son dependientes de las drogas y el alcohol. Existen otros factores que afectan la virilidad del varón, como el colesterol y los niveles de triglicéridos altos, que cuando están elevados tienden a afectar la potencia viril. También las operaciones de próstata debido a cáncer pueden lesionar nervios y arterias alrededor del pene y causar una disfunción eréctil.

También, algunos medicamentos comunes como los que se utilizan para la presión arterial, antihistamínicos, antidepresivos, tranquilizantes, supresores del apetito y algunos medicamentos para la úlcera, pueden producir disfunción eréctil como efecto secundario.

El aumento de la masa grasa predispone a la hipertensión y la diabetes mellitus y está relacionada con la dislipemia. Por todo ello, los hombres obesos tienen más probabilidades que la población normal de presentar problemas arteriales que desemboquen en disfunción eréctil; además, la obesidad también está directamente relacionada con los niveles de testosterona, una hormona esencial para el hombre, cuya disminución conlleva una baja en la libido y alteraciones en el funcionamiento del pene.

Tatamiento

Además de la “archifamosa” pastillita azul y otros fármacos vasodilatadores, la ciencia ha encontrado alternativas, al parecer, definitivas para los pacientes resistentes a los tratamientos habituales.

De acuerdo con Ureña, existen diferentes tratamientos para tratar a los pacientes con disfunción eréctil, entre los se encuentra la terapia sexual, que consiste en acudir a un psicólogo con la pareja para determinar si el problema es emocional; el uso de pastillas estimulantes del apetito sexual, tratamientos con hormonas para recuperar los niveles normales de testosterona o de hormonas que influyen en la erección, así como prótesis de pene, que son dispositivos que emulan las funciones que realizan los cuerpos cavernosos del pene para lograr mantener una erección. Los medicamentos disponibles en la actualidad para la disfunción eréctil también resultan una buena opción; no obstante, existen circunstancias concretas en las que no se deben consumir, por lo que es fundamental consultar con el especialista antes de tomarlos.

Según Amílcar Ureña, hace unas tres semanas se introdujo al país la utilización de una nueva tecnología llamada “Renova”, cuya principal función es restaurar la sangre en los cuerpos cavernosos del pene, lo que se logra a través de ondas de choque de baja frecuencia que estimulan los pequeños vasos que se encuentran alrededor del miembro viril.

Se trata del primer sistema de ondas de choque dedicado a tratar la disfunción eréctil, el cual ofrece una cobertura de órgano perfecta, tanto del pene como de la raíz peneana, lo que conduce a una mayor eficacia.

“El tratamiento incluye un total de cuatro sesiones (una por semana) y cada sesión dura aproximadamente de 15 a 20 minutos. Se trata de un procedimiento breve, no invasivo, y no requiere ningún tipo de sedación de choque”, sostiene el especialista.

El galeno dice que en cada sesión se aplican 900 ondas de cada lado (derecho e izquierdo) y que las áreas de tratamiento serán las mismas para cada sesión, de manera que, al final del tratamiento completo (4 sesiones), cada zona habrá recibido 3.600 ondas.

“Las personas que no tienen enfermedades metabólicas no necesitan repetir el tratamiento, pero los pacientes diabéticos, especialmente, deben regresar al año o a los dos años, porque la diabetes continúa haciendo daño”, dice Ureña.
Ayuda llevar un estilo de vida saludable.

De acuerdo con diversos estudios , la disfunción eréctil también puede ser tratada llevando una alimentación sana; esto es: comiendo bien, bebiendo mucha agua y evitando el azúcar, productos lácteos y cafeína.

Recomiendan comer alimentos enteros, frescos, sin refinar y sin procesar, incluyendo verduras, cereales integrales, soja, granos, semillas, nueces, aceite de oliva y el pescado de agua fría como el salmón y el atún. Tomar suplementos vitamínicos también puede ayudar, en particular las vitaminas C, E y zinc. Estas vitaminas y suplementos ayudan a reforzar el sistema vascular, que es una parte importante de una buena salud sexual.

Dado que la salud sexual se basa en el sistema vascular, un corazón fuerte juega una parte importante en el tratamiento de la disfunción eréctil. Los ejercicios aeróbicos, como caminar o correr, andar en bicicleta o bailar fortalecen el sistema cardiovascular. Recientes estudios han demostrado que los hombres que practican una hora de actividad moderada, tres o cuatro veces a la semana, sufren menos de disfunción eréctil y sienten más placer durante el acto sexual.

Fuente: El Caribe

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